sábado, 28 de mayo de 2011

Camino

Ahí no estaba prohibido
pisar el pasto.
Todos podían pararse encima de él,
caminar, echarse y comer:
eran libres.
Luego, vino el hombre
y oprimió.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Uno o doce

Un buen día apareció con sus uñas comidas y sus lentes cuadrados. Se interesó en ella, le preguntó por su trabajo. Ella le contó y se fue. Luego, él fue abriendo un túnel, con su pala y su linterna, hasta ella. Ella no escuchaba el constante cavar del otro lado y seguía su vida. Así como era, como siempre fue. Estaba en su lado y lo que pasaba fuera de él no importaba. Pero un día, vio cómo la tierra se levantaba y del hueco salió él. Ahí estaba parado: con sus uñas comidas, sus lentes cuadrados, su pala, su lámpara y sus "a las 12 me voy a dormir". Así que hablaron todos los días hasta la media noche. A esa hora se acostaban, y ella pensaba en lo que estaba pasando. Tal vez no entendía, tal vez no lo quería entender.
Al poco tiempo, él llegó nuevamente con sus uñas comidas, sus lentes cuadrados, su pala, su lámpara, sin su "a las 12 me voy a dormir" y con su carro azul. "Vengo a buscarla" dijo él. "Ya la encontraste" contestó ella. Y cuando le contaba sus cosas, el reía con la boca cerrada. "Qué lindo" pensaba ella. Y desde ahí, ese túnel que él había cavado se cerró. Pero él no regresó a su lado: se quedó en el de ella. El espacio no era muy grande, así que poco a poco fueron haciéndose uno, era la única forma de estar cómodos.
Y se quedaron así, con sus uñas comidas, con sus lentes ahora redondos, sin la pala ni la linterna porque ya no las necesitaba, con su "no me voy a ningún lado", su carro azul y su corazón.

sábado, 21 de mayo de 2011

sin título

Recordé un portón
pintado de colores
y tu ausencia
detrás de él.
Reviví tu voz
y el sonido de tu guitarra
y sonreí.

sábado, 7 de mayo de 2011

Buenecitos. HORA

Me dijo que le gustaba mi olor.
Yo ya ni lo sentía, de lo lejos que estaba.
Pero él lo conoció. Lo reconoció.
Lo multiplicó e hizo que yo lo sintiera otra vez.
Ese olor a mí, ese olor de haber crecido sin brazos a los que correr.
Me miró y me volvió a conocer.
Mis ojos, mis manos.
Toda mi piel volvió a mí en un instante.
Regresé a mi vida en él.

lunes, 2 de mayo de 2011

Lejos

Tarcila lo percibía en su cama
lo sabía a su lado
abrazándola por la espalda.
Lo sentía respirar en su cuello
besar cada una de sus pecas:
no era un sueño
estaba físicamente ahí,
eran su olor, su voz, su piel
lo que la abrazaba.
Y al momento del amor,
no pudo tenerlo.
Su fantasía, su tan real fantasía
la había engañado una vez más.