jueves, 25 de octubre de 2012

Nos están encerrando.


Gigantes crecen
a nuestro alrededor.
Y nosotros
vamos quedándonos
a oscuras.
La sombra
se ha hecho mayor.
El sol
llega a mi patio
por solo unos minutos.
La luna
no se asoma ya.
¿Y tú?
Tanto han crecido ya
los gigantes
que no me encuentras
debajo de su brazo.
No siento más tu olor
ni escucho tu voz
ni tu risa.
Solo veo la oscuridad
del encierro
y la soledad.
Hace tanto
que no veo una estrella
ni una flor
un árbol
un ave.
Los gigantes se agachan sobre mí
y yo me hago
más pequeña cada vez.
Guardo tu recuerdo
donde nadie pueda encontrarlo
-ni yo al volver-
apago mis ojos
y vivo el encierro.

jueves, 18 de octubre de 2012

Casa


¿Viste mi casa
en la mañana
del derrumbe?
La casa no estaba
ordenada.
Estaba vacía
de gente,
de risas,
del amor
que antes
se había visto
ahí dentro.
La casa no estaba
ordenada.
Estaba llena
de polvo,
de hollín
y de olvido.
¿Viste mi casa
el día del derrumbe?
Yo sí.
Me quedé parada
ahí, en esa esquina
desde donde
ya antes
la había observado
enorme,
blanquísima,
eterna.
Y ese día,
el del derrumbe
la eternidad
llegó a su fin.

jueves, 11 de octubre de 2012

sosáieti


Querían mejorar lo inmejorable
defender lo indefendible.
Nadie entendía nada, es verdad.
Todos nos preguntábamos ¿por qué?
Entonces las personas hablaban
y decían lo que creían
y decían lo que querían
y decían lo que anhelaban
creían querían anhelaban
creían que querían que anhelaban
y al final nadie hizo caso
porque a nadie
le importaba lo que el otro
creía
quería
anhelaba
Cerraron ojos, labios y oídos.
Y se durmieron en los otros.

jueves, 4 de octubre de 2012

La luna

Dices que tienes que observar
y conversar
Y yo me pregunto aquí sola
¿Con quién hablaré yo? ¿A quién observaré?
Si mi voz y mis ojos se han gastado
y así todavía existieran,
no tienen a quién mirar
porque no hay nada
alrededor.
No hay nadie.
Mis brazos, que siguen fuertes
no tienen a quién abrazar.
Mis labios, que se están secando
no tienen a quién besar.
Mis oídos ya no oyen,
pues no hay música ya
y mis pies no quieren andar.
Aunque mi cerebro les dice “huyan, váyanse lejos de aquí”
ellos no le hacen caso.
Entonces mi cerebro quiere llorar
pero mis ojos ya no tienen lágrimas.
Entonces mi cerebro quiere gritar
pero mi garganta ya no tiene voz.
Entonces mi cerebro quiere golpear
pero en mis brazos se forma el abrazo.
Dices que tienes que observar
y conversar
Y yo me pregunto aquí sola
¿Cómo te hablaré? ¿Cuándo te veré?

jueves, 27 de septiembre de 2012

Uno. Ocho

Ellos no habían visto la noche
por años.
Y una vez que salieron
no encontraron estrellas
y mucho menos
la luna.
Siguieron andando
buscándola.
Llegaron entonces
al final de los tiempos
y se dieron con un objeto
enorme
y brillante.
¿Qué es esto?
se preguntaron
y no pudieron responderse.
Tanto tiempo
habían pasado bajo techo
tanto tiempo
habían pasado a oscuras
que no reconocieron
aquello por lo que habían
andado tanto.

domingo, 29 de julio de 2012

Diario

Lejana.
Ni tú ni yo
somos ya tú, ni ella.
En un abrazo
no se fundieron,
se intercambiaron.
Y ahora es ella, tú y yo
la que tiene frío
y los zapatos rotos.
Es ella, tú y yo
a la que golpean,
la que trata sin éxito
de taparse ese ojo morado.
¿Y quién es
la que toca el piano,
la que va a conciertos
y pasea por el río?
¿Con quién se ríe Nora ahora?
Dos meses pasaron
y dónde estarás, Alina Reyes.
Dónde estaremos, la Alina de allá
y la de acá.
¿Habrán más abrazos
o fue este el último?
Estás, eres lejana.
Ni tú ni yo, ni ella.

sábado, 21 de julio de 2012

Verde

Mi cuaderno es verde, ya te he dicho.
También te he contado que tiene menos hojas escritas que por escribir.
De alguna u otra manera, te he hecho saber que pienso en ti todos los días.
No te he dicho te quiero porque no lo necesito, porque tal vez no te quiero: solo vives en mí y me he acostumbrado a tu etérea presencia.
Y para hablar de esto tengo que usar epítetos: de otra manera no quedaría tan bien.
Por eso me pongo mi chaleco de escritora y agarro mi cuaderno verde para llenar sus hojas.
Veo una casa, un sol y un río. He dejado los adjetivos para que tú los imagines. Quiero que formes parte de lo que ya eres parte hace más de tres mil años: quiero que formes parte de aquello de lo que escapas; quiero que formes parte de la vida de mi mente y de mi verde cuaderno verde cuaderno verde.
Y seremos ¿felices? los tres. Puedo darte un par de hojas para que escribas lo que quieras, inmediato como yo. Sin buscar nada más que una respuesta.
¿Quién eres?
¿Dónde estás?
¿Cómo es que vienes tan fácil y te vas sin decir nada?
¿Quién eres?

sábado, 30 de junio de 2012

¿Con qué sueñas, Aurelia?

¿Con qué sueñas, Aurelia?
¿Qué ven tus ojos cuando los cierras?
¿Cómo es tu mundo interior?

¿De qué te ríes, Aurelia?
¿En qué piensas cuando te hablo?
¿Acaso esa risa es para mí?

¿Por qué lloras, Aurelia?
Si tú lloras, lloro yo también.
Mejor vuelve a reir.

¿Con qué sueñas, Aurelia?
¿Con Sophie la Girafe?
¿Con tu oveja chactada?

Tu mamá les ha puesto nombre a todos tus juguetes.
Yo no puedo aprendérmelos.
¿Te los aprendiste tú?

¿Y en qué piensas cuando te despiertas?
¿Reconoces este lugar?
¿A dónde te han llevado a pasear?


¿Con qué sueñas, Aurelia?
¿Estoy yo, está tu abuela?
¿Están tus tías, tus papás?

Ríe, Aurelia.
Ríe y vuelve a reir.
No importa que no lo hagas conmigo.
No importa que yo no haya aprendido a hacerte reír aún.

Pronto conversaremos,
te contaré historias
¿de dragones, de princesas?
tú escogerás.

Ríe, Aurelia.
Ríe, vuelve a reír
y sueña.






miércoles, 20 de junio de 2012

A Hebaristo, si siguiera vivo

Deja de llorar, Hebaristo, 
aún eres árbol.
Evaristo no volverá 
a buscar sosiego bajo tus ramas.
Evaristo, quizás,
dejó de ser.
Basta de llorar que eres árbol aún.
¿Qué será de los nuevos jóvenes
enamorados
que se acercarán a ti
y se echarán a tus pies?
¿Cómo los recibirás 
si lloras?
¿A dónde irán las aves
que escogieron tus ramas
para anidar?
¿Qué harán?
Deja de llorar, Hebaristo,
no derrames más lágrimas.
Recuerda: 
eres árbol aún.

lunes, 14 de mayo de 2012

El gordo de la Salaverry ahora tiene la cabeza llena de canas.
Las cosas sí han cambiado, ¿te das cuenta?
Y Tarcila no lo podía entender: ¿la vida sin él podía avanzar?
¿Hasta dónde?
La última vez que se fijó, los olores eran los mismos, 
las miradas eran iguales,
las sonrisas seguían escaseando.
Y hoy se dio cuenta de que sí,
algo ha cambiado.
Ya no piensa en él todos los días,
ya no aparece en sus sueños
en un Volkswagen que le queda chico.
El aguaymanto ahora es ácido,
como le gusta.
Tarcila sabe que ahora
puede escoger sonreír
en lugar de llorar.
Puede elegir cantar
y no callar.
Puede ser su propia compañera
abrazarse si lo necesita
y abrazar a otros si le provoca.
O dejarse abrazar.
Tarcila sabe que hoy
empieza algo nuevo, no sabe bien qué.
Tal vez esta vez deje salir su voz, esa voz que no sabe cómo suena
y lo grite fuerte, tal vez no.
Tal vez lo repita una y otra vez dentro de su cabeza.
Pero hoy Tarcila cambia 
despega
se va volando.

lunes, 23 de abril de 2012

Ser feliz está bien


Caminas con música, la que te gusta más. Vas de cara al sol, ese sol que ya se está poniendo y que cae tan bien con el viento que empieza a soplar. El cielo es azul y naranja en algunas partes.
Respiras y recuerdas los días cuando aún no sentías miedo. ¿Fue hace mucho? El tiempo cuando empezaste a perderte de ti mismo.
Caminas cuidando que tus pasos caigan en las hojas secas. No escuchas el crujido, pero sientes el crack bajo tus pies. Cuando te toca una que sucumbió  la pisada de alguien más, esperas que hayan quedado partes libres de su suela, para poder sentir al menos los vestigios.
En un momento del camino, no puedes evitar cruzar la pista y andar por el pasto. Tus pies se  hunden en la hierba un poco crecida y sonríes. Buscas el sol, pero este ya se ocultó tras los edificios, esos gigantes que te alejan tanto del mar.
Finalmente, llegas al caos de la tarde, pero no le haces caso porque la música en tus oídos suena más fuerte. Sonríes en tu cabeza y la sonrisa es tan poderosa que sale hasta tus labios, tus labios se abren y dejan ver tus dientes, tus dientes se separan y dan paso a la risa, la risa a la carcajada que le agradece a tu mundo único por existir y coexistir con este mundo de todos.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Sin título mil

Tarcila recordaba
las miles de tardes
que no habían
pasado juntos:
las había imaginado muy bien.
Recordaba, sentía aún
las manos sobre la espalda,
el olor de su cuerpo
y su voz susurrándole palabras nuevas
al oído.
Conocía a la perfección
todos los pasos
que tenía que seguir
para el amor.
Y los recordó sin él.
Y ya muy lejos
de ella misma,
los repitió.

sábado, 4 de febrero de 2012

Adolescencia

Siento que me falta mucho
salir a la calle a respirar el aire.
Me falta ver la luna
y las estrellas
contadas con los dedos de una mano.
Me falta ver más Lima
sola
y me falta pensar
en si los pasos que doy
son los que hacen girar este planeta.
Tal vez me falta más
pensar en un futuro
falto de tantas cosas
pero rico en amor
y en palabras que salgan
cuando camine por las calles
vacías
de Lima.

jueves, 26 de enero de 2012